domingo, 2 de octubre de 2016

El dilema de Colombia: ¿es la justicia más importante que la paz?


Advertencia 1: Ésta es una versión corregida de una traducción de Google Translate, de un original que escribí en inglés.
Advertencia 2: Ingenuamente creí que el Sí ganaría en Colombia, y me anticipé a ofrecer mi opinión asumiendo que mi pronóstico era el correcto.

Hasta ahora, la mayoría de los historiadores coinciden en que no había necesidad militar de lanzar la bomba sobre Hiroshima. Japón, al parecer, estaba a punto de rendirse. Truman dio la luz verde, presumiblemente porque anticipó una nueva confrontación con los soviéticos. Y, en este nuevo enfrentamiento, quería mostrar a Stalin lo que Estados Unidos era capaz de hacer.
Pero, supongamos que Japón estaba dispuesto a luchar hasta el final, y que Truman nunca tuvo Stalin en cuenta, cuando decidió a lanzar la bomba. Según la narrativa tradicional, esa decisión salvó a cientos de miles de vidas. Si la bomba no se hubiese lanzado, se dice, Japón no se hubiera rendido, y la guerra hubiera continuado durante un período mucho más largo, con el resultado de una mayor carga de muerte y destrucción.

Suponiendo que esta narrativa es correcta, ¿tenía justificación moral lanzar la bomba? La mayoría de los especialistas en ética no lo creen así. Incluso si la bomba pudo haber salvado más vidas, todavía es moralmente objetable. Bajo las directrices de la doctrina de la guerra justa, los civiles no pueden ser atacados deliberadamente. Hiroshima fue un centro civil, con poca o ninguna importancia militar.
Sin embargo, incluso el más destacado teórico de la guerra justa de nuestro tiempo, Michal Walzer, está dispuesto a admitir que, en condiciones de "emergencia suprema", los principios de la doctrina de la guerra justa pueden ser suspendidos. Si, con el fin de ganar una guerra contra una amenaza monstruosa, se deben violar algunas reglas de combate, entonces que así sea. Walzer no lo toma a la ligera, y él es muy estricto cuando se trata de la definición de "emergencia suprema" (en su opinión, sólo el nazismo califica como un ejemplo histórico).
La doctrina de la guerra justa sigue básicamente un enfoque deontológico de la ética. Hay dos principios, ius ad bellum y el ius in bello, que deben mantenerse. Según muchos teóricos, estos principios de justicia se deben mantener en todo momento. Los antiguos proclamaron célebremente "fiat iustitia ruat caelum", haz justicia aunque se desplomen los cielos. Sin embargo, Walzer no está dispuesto a hacer justicia aunque se desplomen los cielos. Admite que, bajo ciertas circunstancias, los políticos y generales pueden ensuciarse las manos, si eso sirve a un propósito más elevado.
Esto es de hecho una recapitulación de un debate muy antiguo en la ética: el utilitarismo frente a la deontología. ¿Es ético tratar de buscar la justicia a toda costa? O por el contrario, ¿se puede suspender la justicia si se sirve a un propósito más útil? ¿Podemos aceptar la injusticia si esto salva más vidas? ¿Es más importante la paz que la justicia?
Estas preguntas (que han rodeado el debate ético sobre Hiroshima durante muchos años), una vez más han pasado a primer plano. El pasado domingo 2 de octubre, los colombianos fueron a las urnas y aprobaron un acuerdo de paz que se alcanzó entre el gobierno de Juan Manuel Santos, y los rebeldes marxista-leninistas de las FARC. La aprobación del texto puso fin a un conflicto que ha durado más de cinco décadas, y ha dejado más de 200.000 víctimas.
La ocasión ha sido muy festiva. Sin embargo, el acuerdo no está exento de críticas. Existe la preocupación de que el acuerdo exime a los terroristas con demasiada facilidad. En realidad, el tratado, de conformidad con el derecho internacional que regula los conflictos militares, ofrece amnistía a los combatientes legales. Sin embargo, el derecho internacional también ordena el enjuiciamiento de aquellos combatientes que participan en crímenes de guerra. Y, a lo largo de los años, las FARC notoriamente han participado en ataques terroristas (es decir, ataques deliberados contra civiles), reclutamiento militar de niños, extorsión, secuestro, violación y tráfico de drogas.
El tratado de paz estipula que los guerrilleros que participaron en estos delitos serán procesados ​​y castigados. Sin embargo, los críticos han señalado que las penas previstas son demasiado ligeras (no superior a diez años, y la mayoría ni siquiera implican la pena de prisión, sino más bien, servicio comunitario). Peor aún, los altos mandos, que muy probablemente tuvieron que ser conscientes de lo que estaba pasando (y en muchos casos, pudieron haber ordenado las atrocidades), tienen básicamente garantizada la amnistía, e incluso se les ha concedido escaños en el Senado, sin tener que ser elegidos por el pueblo.
¿Es esto injusto? Por supuesto que sí. Muchos críticos en consecuencia lo han llamado "la impunidad rampante". Pero, de nuevo, aquí viene la pregunta crucial: ¿la justicia es más importante que la paz? Muchos teóricos proponen que, a menos que se haga justicia, nunca habrá paz; puede haber la ilusión temporal que se habrán depuesto las armas, pero con el tiempo, la injusticia original, traerá de vuelta la violencia. Las palabras de Churchill pueden parecer muy proféticas: "Se les dio la posibilidad de elegir entre la guerra y el deshonor. Escogieron el deshonor. Tendrán la guerra".

Sin embargo, realmente no hay una respuesta única y simple. Es mucho más adecuado evaluar caso por caso. Y, en el caso de Colombia, parece que cinco décadas de enorme sufrimiento hacen que se favorezca el enfoque utilitario: la justicia no debe hacerse incluso si el cielo se cae. Los cielos han caído sobre los colombianos durante demasiado tiempo, y ya están cansados. Sí, mucha gente se sentirá indignada por las injusticias. Pero, por fin, la paz llegará, y se salvarán más vidas. Los colombianos han hecho su elección, y debemos respetarla.

6 comentarios:

  1. Independientemente del dilema moral este referéndum iba de usar la legitimidad del voto referendario para imponer un acuerdo sin tener en cuenta las preferencias de una parte importante de la población. Eso siempre es un problema con los referendos.

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    1. Efectivamente, hay gente diciendo que sólo se debió consultar a los distritos campesinos, no a las ciudades

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  2. Este texto me dan ganas de llorar, es una desgracia lo que pasó.
    Ahora sólo queda mirar adelante, espero que esto no resulte en que esta gente se devuelve al monte.
    Yo desgraciadamente cometí un error, tengo a veces por mi falta de comprensión a los errores ajenos, una tendencia en vez de buscar convencer a la persona de corregir sus errores prefiero ofenderla por los mismos. Ya se sabrá que no son las mismas cosas y cuál estrategia es mejor para lograr que una persona no persista en sus errores. Desgraciadamente por eso estoy seguro que aliené a mucha gente del lado del NO, y eso no lo volveré a hacer. Lo he hecho con usted en un par de artículos donde se equivoca, pero obviamente no voy a lograr que se replantee algunas cosas si pienso primero de que manera es mejor que la gente de verdad se replantee sus ideas.

    Esto no lo digo por decirlo, el NO ganó por 60 mil votos de una votación de 13 millones de personas. Nada. Cada persona que uno pudiera convencer contaba, por primera vez en una votación un voto de más contaba para algo.

    No sé si tener esperanzas. Ya el ganador del NO anunció cosas terribles, por ejemplo, que van a evaluar la definición de familia (en un momento donde los homofóbicos marchan contra el matrimonio gay y la adopción homoparental), van a promover la "austeridad" en los acuerdos, que en la práctica quería decir que los baldíos que se les habían prometido a los que perdieron la tierra ya no la van a recibir. Ya no va a ser necesaria la verdad (una de las cosas que más le importa a las víctimas), el man propuso amnistía inmediata para todos los rasos, antes tenían que decir primero que habían hecho.

    Es decir veo momentos difíciles que se vienen.

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  3. Hola. Esto es bastante penoso, me da vergüenza, estoy muy triste, como millones de personas, incluyendo a todas las víctimas. Los libertarios me han empezado a dar arcadas, y no lo quería, algunos intelectuales que apoyaban el NO, eran libertarios, y si bien era injusto, como bien dices, algo en lo que siempre se estuvo de acuerdo, ellos no fueron capaz de dejar a un lado su ideología y reflexionar mucho más, en mi opinión una terrible ideología; claro, porque aunque ideas y pensamientos en sí mismos, varios convirtieron todo eso en ideología en el momento en el cual no debían, en un asunto tan importante. No se dieron cuenta, ya estaban ciegos, eso pasa cuando la ideología domina.

    Estas personas generalmente respondían con el “mamerto, vete para Venezuela si tanto te gusta”, y un sinfín de tonterías. En general, los que no estuvieron de acuerdo, que está bien, casi no se dignaban a aclarar todas las mentiras que la ultraderecha esparcía sin piedad durante todo el proceso, y esto era crucial, era crucial para que las personas tomaran con sensatez su decisión y su posición, y si bien no era fácil hacer esto, se intentaba.

    Fue un fracaso, ahora estamos seguros de quien fue el ganador, y no fue la democracia. En mi departamento, Antioquia, el NO venció por mucho, y es uno de los sectores más industrializados y también violentos del país, y donde el líder de esta orquesta, Álvaro Uribe Vélez, es fanáticamente querido, con una idolatría que apaga el pensamiento crítico. Lo más triste, es que el único motivo de esto es que, según sus seguidores, “le dio duro a la guerrilla”; pero por lo demás, fue un patán, nos condenó a un sistema de salud precario, donde personas mueren por las cosas más triviales para la medicina actual, pues privatizo la salud, dejo su gestión en manos de personas que no saben nada de medicina y en personas a las cuales su formación en medicina no les alcanza, y tampoco las apoyan, porque “si no puedes pagarlo tú mismo o no te alcanza, pues no te ayudamos” y la mano de obra barata deja mucho. Egoísmo puro y duro.

    Es muy triste, mi familia ha sido víctima del conflicto, hemos sido víctimas, TODOS, no es solo la guerrilla, también son los paramilitares, mercenarios con sed de sangre comunista, aliados con políticos y empresarios corruptos, además de religiosos intolerantes; y también están las bandas criminales. Los paramilitares aun hacen sus fechorías y nadie hace nada, nadie quiere hacer nada, su poder, su terror aún es muy poderoso, pero es que incluso el mismo pueblo los motiva, pues demandan sus crueles servicios; estos han desplazado cantidad de familias y han asesinado a personas sin piedad por los motivos más ridículos. Y es así, como la limpieza social casi me arrebata a un ser querido e inocente, las fronteras invisibles creadas por las bandas criminales me arrebataron a uno y la delincuencia, la ignorancia y la mala educación de este país, me arrebataron a otro.

    Y ahora a Uribe le han dado mucho más poder, sus discursos nos muestran el más terrible pronostico, y es que a este sujeto no le interesa la Paz, le interesa proteger a sus lacayos, a los militares que asesinaron a miles de personas inocentes, y a los empresarios y políticos corruptos que se han apoderado del país y lo han terminado de hundir. Y lo más iracundo, es que el pueblo ya se ha arrodillado. El país le pertenece, debo admitirlo, y sus propuestas ultraderechistas son absolutamente peligrosas.

    Muchos no hemos parado de llorar, pero estamos aun luchando. Y es que yo, ya me canse, y digo: comunismo y libertarismo, NO; Socialismo y Liberalismo, SI. Y si, el enfoque utilitarista era también la respuesta para mí, también la empatía, esto fue lo que me llevo a decir Sí.

    Gracias por leer.

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  4. "Se les dio la posibilidad de elegir entre la guerra y el deshonor. Escogieron el deshonor. Tendrán la guerra"

    La pregunta del título es buena pero terriblemente falaz en el contexto actual.

    Por cierto, la frase de Churchill es para tomar en cuenta no?

    En fin, el problema de este debate que ocurre en Colombia y en la comunidad internacional es el de ser muy engañoso. Mucha gente intolerante empezó (y sigue haciéndolo) a acusar a los de NO de sanguinarios y crueles que buscan solamente más guerra. Un maniqueísmo infantil que revela una actitud sectaria. El plebiscito no era sobre la paz, ni la justicia sino un acuerdo que contenía elementos de carácter político del todo cuestionables.

    Por otro lado, no puede existir justicia "aunque llegue el fin del mundo". Evidentemente la justicia se busca mientras sea posible pero es un hecho objetivo que, según el estado colombiano, las FARC iban menguando en los últimos lustros mientras la economía colombiana, sin estar en la mejor condición posible, se mantiene estable y en crecimiento en el contexto latinoamericano. ¿En serio no se puede combatir -no se diga para acabar con todos los militantes terroristas- hasta apresar a los líderes? Perú obtuvo una victoria cuando atrapó al líder de Sendero Luminoso. EEUU de Obama acabo con Osama ¿En serio -ya no se diga las FARC entera- los jefes terroristas son tan poderosos que puede pasearse por la región, recibir privilegios, confianza y tan buen trato?

    En este debate parece que se deja en supuesto, de forma peligrosa, temas tan delicados como la lucha contra el terrorismo -que obedece a una lógica distinta al de una "guerra" convencional- y la justicia en sociedad.


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