viernes, 9 de enero de 2015

"Más corazón que odio", una película menos racista de lo que parece



            El consenso entre los críticos de cine es que Más corazón que odio, de John Ford, es el mejor western de todos los tiempos. Como de costumbre, suelo confiar en el criterio de los críticos, y así, decidí ver esta película. Pues, además de ser un clásico, es quizás la más conocida de las películas que protagonizó John Wayne, ese icono de la cultura popular norteamericana.
            La película narra la historia de un soldado confederado (John Wayne) que, tras el fin de la guerra civil norteamericana, regresa a visitar a sus familiares en Texas. Estando allí, casi toda la familia es asesinada por una banda de indios comanche, pero éstos se llevan a la sobrina del protagonista. Tras una búsqueda de cinco años, el protagonista finalmente encuentra a su sobrina, pero descubre que ésta se ha adaptado a la cultura comanche, y no quiere regresar a vivir en la civilización. El protagonista queda indignado ante esto, y se propone matarla.

            No me deslumbró el filme, pero es tolerable. Tiene algunos momentos que intentan ser cómicos que, francamente, no quedan bien. Y, como cabría esperar de una película de mediados del siglo XX, las actuaciones son un poco acartonadas. Por otra parte, tiene escenas con escenarios estupendos, y el guion es bueno. En líneas generales, es una buena película, pero yo no la colocaría entre las mejores de todos los tiempos, a diferencia de lo que suelen hacer los críticos.
            La película ha generado mucha discusión por su aparente racismo. El personaje de John Wayne odia a muerte a los indios (no sólo a los comanches). Y, hasta cierto punto, John Wayne es una metáfora del eterno problema de EE.UU.: desde su fundación, esa nación ha sido cuna de tensiones étnicas producto de muchas injusticias históricas, y John Wayne, un símbolo americano por excelencia, no estaría exento de ello.
            Pero, por supuesto, que una película tenga a un protagonista racista no implica que la película sea racista en sí misma. El filme sería racista sólo si ese personaje racista fuera glorificado. Ciertamente, en el filme, John Wayne aparece con mucho derroche de carisma, pero no es del todo claro que el filme sea un endoso de las actitudes racistas del personaje de Wayne.
La película narra más bien el mutuo odio que el protagonista y el jefe de la tribu comanche sienten mutuamente. Pero, a medida que avanza la trama, nos damos cuentas de que ese mutuo odio es debido a violencias en el pasado. Ciertamente, al inicio la película presenta a los indios como salvajes que arrasan con todo. Pero, al final, en venganza, los blancos hacen algo muy parecido (arrasando un campamento indio). El propio cacique indio, Cicatriz, explica que su odio contra los blancos es debido a que, en el pasado, éstos mataron a dos de sus hijos.
El personaje de Wayne, incluso, siente algún interés por la cultura de los comanche, pues conoce su lengua y algunas tradiciones. Da la impresión de que, si no hubiera sido por violencias pasadas, tendría una mayor disposición a llevársela mejor con ellos.
Hay otra cuestión que, en cierto sentido, serviría para exculpar parcialmente a la película. En estricto sentido, la palabra “racismo” se emplea para referirse a la idea de que existen razas humanas, y que éstas tienen una relación de jerarquía entre ellas. Un corolario de esto es que las características mentales de una persona están inscritas en su código genético (que a su vez determina su raza). Así, bajo esta idea, una persona que pertenezca a una raza siempre se comportará como un miembro de esa raza, independientemente de que sea criado en otra cultura, pues es su biología, y no el ambiente cultural, lo que realmente determina su conducta. Un indio o un negro nunca podría ser asimilado a la civilización occidental. Ésta fue una idea muy propia del llamado “racismo científico” del siglo XIX.
La película, hasta cierto punto, desmonta esta idea. Pues, la sobrina del protagonista, a pesar de proceder de familia de gente blanca, es raptada por los comanche. Un racista convencional esperaría que la muchacha nunca podría vivir como comanche, pues en sus genes está la disposición a vivir como occidental. Pero, la gran sorpresa del personaje de Wayne es que, precisamente, a pesar de ser blanca, la muchacha se ha adaptado perfectamente a la vida entre los comanche, al punto de que no quiere regresar.
Al final, no obstante, la película sí parece regresar a la idea de que cada color de piel debe corresponderse con cada estilo de vida (los de piel blanca deben vivir en cabañas, y los de piel roja deben vivir en chozas). Pues, si bien Wayne decide no matar a su sobrina, finalmente sí la logra convencer de que regrese, y así, todo queda resuelto: los blancos con la cultura de los blancos, y los indios con la cultura de los indios.
Pero, si bien apenas lo hizo en una fase muy incipiente, me parece que Más corazón que odio sí sirvió para que, décadas después, otros westerns sí afirmaran mucho más la idea de que es perfectamente posible para una persona de un color de piel, ajustarse a la cultura de gente con otro color de piel, tal como hizo Kevin Costner en Danza con lobos.   

2 comentarios:

  1. Como curiosidad, esta fantástica película se tituló en España "Centauros del desierto"

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    1. Mis padres me dicen que, acá en Venezuela, los Westerns de los 50 venían traducidos de España, pues creo que Franco incentivó mucho la traducción de Hollywood. Eso resultaba extraño, porque acá en América, asociamos el acento español con los curas. ¡Y, es muy extraño ver a John Wayne hablando como un cura!

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